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Tal día como hoy en 1929 nació en Bélgica una actriz de esas que dejan huella: Audrey Hepburn. Perteneció a una familia acomodada, aunque durante su juventud debió enfrentarse a numerosas dificultades. Sus padres se separaron y sufrió las consecuencias de la Seguna Guerra Mundial. De hecho, Hepburn quería ser bailarina y estudió para ello, pero el conflicto le obligó a elegir una profesión distinta. Su ascendencia inglesa era peligrosa en la Bélgica y la Holanda de entonces. Por este motivo aprendió a dominar el holandés, además de conocer a la perfección el inglés, el francés y el italiano.
Su primera aparición en el mundo del cine fue como recepcionista de un hotel en el film inglés One Wild Oat. Además, trabajó en Broadway en el musical Gigi que protagonizó, un espectáculo que se transformó en un largometraje posteriormente. Sin duda, la actriz participó en numerosas películas a lo largo de su extensa carrera, pero el primer papel que le otorgó un reconocimiento por parte del público y de la crítica fue el de la princesa de Vacaciones en Roma.
En este film compartía protagonismo con un guapo Gregory Peck quien interpretaba a un periodista en busca la noticia del año y que sucumbe por amor. La película fue nominada a diez Oscar y entre los tres que acabó recibiendo, se encontraba el de mejor actriz para una jovencita Audrey Hepburn en 1953.
Esta ocasión no fue la única en la que actuó bajo la dirección de William Wyler. Años más tarde, protagonizó La calumnia y Cómo robar un millón y... con este mismo director. Asimismo, trabajó con otros grandes como Billy Wilder con quien realizó Ariane o la original e inigualable Sabrina, donde compartió escena con Humphrey Bogart y William Holden. Audrey interpretaba a una joven con muchas posibilidades en la vida por su talento, pero enamorada del hombre equivocado, algo que tras leer su biografía guardaba bastante relación con la realidad. Se casó tres veces y ningún hombre supo quererla. Sólo el último, con el que no llegó a contraer matrimonio, aunque estaban muy unidos y de un modo especial.
Regresando a su vida profesional, hay que señalar algunas películas que convirtieron a la actriz en una leyenda como la que es hoy en día. Encuentro en París de nuevo junto a William Holden, Charada junto al eternamente atractivo Cary Grant, Historia de una monja, My fair lady, la aclamada Guerra y paz junto a Henry Fonda o Una cara con ángel, donde demostró sus dotes de bailarina y creó moda con su atuendo negro y calcetines blancos... pero sin duda, si hay un film que ha sido responsable de ese fanatismo actual por la actriz es Desayuno con diamantes.
En esta película intepreta a una chica de la alta sociedad neoyorkina, Holly Gonlightly. Está algo alocada, tiene muchas manías, le gusta desayunar frente a Tiffanys, una lujosa joyería de Nueva York. Entre fiestas y encuentros con caballeros, no tiene casi tiempo de pensar en el amor o en sí misma. Su estilo y su elegancia traspasaron la sala del cine. Actualmente, esta estética forma parte de nuestra vida cotidiana y su imagen aparece en multitud de complementos. El icono supera a la propia actriz.
El caso es similar al de Marylin Monroe, aunque con connotaciones distintas. Audrey Hepburn consiguió, no sólo sobrevivir, sino triunfar en una época en la que las curvas en las mujeres eran incuestionables. Sin embargo, a pesar de su extrema delgadez supo como nadie convertirse en un referente de belleza. Además, no sólo tiene una extensa carrera profesional, una vida llena de altibajos amorosos y una de las caras más perfectas que han existido, sino un gran corazón.
Durante los últimos años de su vida se dedicó a causas como el sida o la malnutrición de los niños en el mundo. Así, desde 1989 Audrey colaboró con UNICEF activamente y fue nombrada embajadora de buena voluntad. De hecho, tres meses antes de morir realizó un viaje a Somalia bajo esta labor. Murió de un cáncer a los 63 años de edad. Desde aquel día en el cielo brilla una estrella muy especial que nunca se apagará.
Icono, belleza, inteligencia, buena voluntad... como decía al principio, mucho más que una "cara con ángel".
Fuentes de las imágenes:
sofemenini.co.uk
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1 comentarios:
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11 de mayo de 2010, 21:03
Muy buena entrada Esther, se nota que es tu especialidad. Audrey es y será una de las divas que más huella dejarán en la historia del cine, hizo un trabajo magistral y sobre todo, corroboro lo de "más que una cara con ángel". FABULOSA.