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La SGAE y su culto al dinero

martes, 27 de abril de 2010 by El Dios de la cueva

Ya se ha hecho público el balance de cuentas de la SGAE del 2009. Esta Institución se ha embolsado un 5,1% menos en concepto de derechos de autor. Teddy Bautista, Presidente del Consejo de Dirección, ha declarado que "en el contexto de crisis en el que nos encontramos las pérdidas podían haber sido mayores", teniendo en cuenta que la caída media de las ventas de las empresas fue de un 12,6%. Además considera que "no es la SGAE la que tenga problemas, sino que le va mal al país en general".

Tal y como podemos observar, la SGAE no hace nada para ayudar al pequeño comercio. De hecho, sigue con su campaña de aumentar el impuesto sobre la música que se pone en los establecimientos, algo comprobado tras las polémicas surgidas con las peluquerías. Con ello lo único que consigue es agravar la situación de tiendas pequeñas que casi no pueden mantenerse abiertas. Gracias a la colaboración de la SGAE, quizás las próximas declaraciones podrían decir que España sigue mal y la SGAE se recupera.

Por si acaso, los dirigentes de la institución aseguran su futuro. A lo mejor, influenciados por el próximo estreno de la película de Russell Crowe, la Sociedad General de Autores ejerce de Robin Hood a la inversa, roba a los pobres para enriquecer a los que más tienen. Teddy ya recibe un sueldo anual de 300.000 euros, pero por si no fuera suficiente, recibirá una pensión de 24.500 euros al mes. Al menos nos queda el consuelo de que este dinero llega les llega de manera altruista, ya que el comerciante no está en la obligación de poner música. Eso sí, si decide amenizar la velada, que pague.

Para una institución que se enriquece a costa de sus representados, que "supuestamente" quieren difundir la cultura, lo que está haciendo es frenar el desarrollo artístico. Proteger la cultura no debe convertirse en un sinónimo de cobro indiscriminado. Así, existen dos polos opuestos. En un extremo se sitúan algunos creadores que consideran que sus obras se ven amenazadas por no recaudar este dinero. Justo en este lugar se encuentra, por ejemplo, Ramoncín. Este cantante, ex directivo de la SGAE, arremete constantemente contra todo aquello en lo que aparezca su nombre y no reciba beneficio por ello. Es una de las máximas expresiones de la institución: Ramoncín tiene Copyright. Quizás dentro de unos días nos pida explicaciones por estas palabras.

Si cruzamos la línea encontramos a otros artistas que defienden una recaudación más normalizada de los beneficios. Es lógico que cada persona quiera que su trabajo se vea reconocido. Pero si existen artistas favorables a una regulación de las descargas por Internet, por ejemplo, es porque los otros nos toman el pelo. Alguien debería decirles que la avaricia rompe el saco. Y los derechos de autor pesan mucho.

En esta lucha, la SGAE se siente en su salsa. Con el apoyo de la Ministra de cultura, Ángeles González Sinde, quieren poner cánones hasta por respirar, si suena de un modo similar a una canción. Y es que, la manifestación más clara es la música e Internet, como hemos señalado anteriormente. Así, el Ministerio elaboró una lista de páginas negras, a lo que los internautas respondieron con una maravillosa "Lista de Sinde", haciendo el símil con la famosa película de Steven Spielberg.

¡Qué complicado es esto de que a uno le reconozcan lo que hace, sin que por ello tengan que pagar todos aquellos que ni siquera saben de su existencia! Lo que está claro es que la SGAE es una institución controvertida y poco querida por los españoles, de hecho es la entidad peor valorada en nuestro país. El cobro indiscriminado, los cánones, los impuestos por la música, el excesivo control, vetar a unos niños por hacer una obra de teatro, buscar recaudación en las fiestas patronales, intentar cobrar en un concierto benéfico... entre otras muchas cosas, no ayudan a mejorar esta imagen.

Sería recomendable que la institución comprendiera que el dinero no es lo más importante en esta vida y que todo el mundo debería poder acceder a la cultura. Y es que la cultura es poder, y el poder no puede estar en manos de unos pocos. Quizás sea eso lo que temen.

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